21.1.06

¿ES EL ALCOOHOL UN GRAN CONSERVANTE? ¿Lo prohibimos?




Dice la rumorología, confirmada por una ministra que no fue fraila, que después de la ley del tabaco, viene la del alcohol. Juguemos a adivinos.

NO
por Arturo Robsy

Me pilló un caballo y acabé en urgencias con el pie de tamaño admirable.

-¿Bebe usted? -preguntó el médico sin dejarse arrastrar por el pesimismo de la hinchazón.- Porque si bebe no tiene derecho a radiografía.

-Sólo soplo, doctor. Unas veces soplo y otras sorbo. En ocasiones, trinco. Depende.

-¿De qué?

-De si tengo que pagar la radiografía.

-Y también la escayola, si ha lugar. ¿Bebe usted?

-Y siempre que lo hago se me hincha el pie. Así como hoy.

-¿Quiere soplar por aquí?

-¿Es mentolado?

-Y firme aquí.

En el impreso se leía: “El paciente muestra un agudo cuadro alcohólico, con hinchazón del pie derecho y tendencia a la divagación. Se le envía a desintoxicación extravenosa”.



SI
por Juan Vte. Oltra
Naturalmente. La imagen del borrachazo que puebla nuestras bodas, comuniones y saraos varios es algo ya periclitado, de la España con olor a mandarina amarga y sobrasada revenida.

El alcohol es una droga. Droga social, si, pero como todas las drogas, perniciosa. Y si no estoy de acuerdo con el tráfico libre de heroína o de cocaína, por mero sentido común no puedo estarlo con la venta, aun con marchamo del estado, del tabaco o del alcohol.

Acabemos con esa imagen penosa de los adolescentes viviendo dentro de una botella. Acabemos con el alcohol, aun a pesar de algún político en activo.
Toda iniciativa que de salud, será jaleada por mí. Haré la ola, si es menester.

(El autor aplaude)

Eso si, ministra ¡ni se le ocurra prohibirme las almendras garrapiñadas!

20.1.06

TABACO: Sí/NO

DIVISIÓN DE OPINIONES

EL TABACO SI/NO

NO.
por Juan Vicente Oltra.

Me encanta. Si, me encanta que los españoles sean tan cultos que conozcan a Larra más allá de ese best seller monárquico que ha resultado ser “El Doncel”. De otra manera no se explica que tanto canalla tenga esa afición desmedida a convertirme en el cañón de su chimenea, de rociarme el plato del postre de humo cuando no de ceniza. Si, vale, les gusta fumar. Y a mi reencuadernar libros y no por eso rocío su ensalada de engrudo. Puede usted fumar soltando más humo que un barco de los de antes, pero por favor, no nos ahume, ni a mi ni a mis hijos, con sus pitillos, pipas, puros o porros.

El problema es, una vez más, la educación. Si los fumadores respondieran todos a ese perfil de amabilidad extrema que nos quieren vender, no haría falta ninguna ley: el cáncer para el que se lo trabaja y todos tan contentos. Lamentablemente no es así, por lo que la alternativa pasa por educar o prohibir… y como si se educa cabe la posibilidad de que la gente termine pensando y no vote a ningún miembro de nuestra actual clase política, ahí lanzan esta ley. Ley corta, tremendamente corta: para encontrar un bar o cafetería libre de humos recorro tantos kilómetros que debo coger la guía Michelín.

Y es que no nos aclaramos. Si el tabaco es malo, es una droga, ¿a que esperamos para prohibir radicalmente esa peste marrón, para trocar los estancos en mercerías, y de paso castigar todo aquel producto cuyo consumo no solo produzca males en el individuo, sino en los que lo rodean?. A falta del pan de la educación, bienvenidas sean las tortas del castigo.


Puede que se me acuse de pedir un exceso de protagonismo para el estado, pero es que soy de los que creen que éste si debe ser padre; no comulgo con los liberales que se quejan de un estado omnipresente y piden libertad hasta para la seguridad social. Si no me gusta la ley es, precisamente, por corta, por ese miedo coprófago y cobarde que invade de forma natural al PP y de contagio al PSOE, casi ya más liberal que este: ojo que no nos acusen de estatalistas.

No se engañen: en realidad, yo quiero libertad. Libertad para mis pulmones. Rompamos con la dictadura de la nicotina.


SI
por Arturo Robsy

Coincido con mi médico y, ambos, con la ministra de sanidad económica: el tabaco es malo para salud y entrambos para la vida inteligente: el tabaco y la ministra. Porque la ministra y algunos más cobran de mis pulmones y encima me regañan. La cosa del socialismo, que es muy estatalista: quiere repicar y estar en la procesión.

-¿Has visto que sino más duro?
-A todas horas, querido doctor. Aquí, esforzándonos para que me puedas mirar las resonancias y esas cosas y recetarme jarabitos, y los estatalistas tratando de acomplejar.

-¿Sabes aquel que dice “El hombre guapo ha de oler a vino y a tabaco”?

-Pero me sé el de tres tristes tigres.

Miramos el reloj.

-Te toca. -le digo.

Mi buen médico vigila por la rendija de la puerta:

-Ni uno de UGT.

Y ambos abandonamos la consulta y, como si discutiéramos sobre un colon irritable, llegamos al patio de ambulancias y nos ponermos a fumar como si no fumásemos.

-Si no fuera por nosotros. -comento.

-Imagínate que nadie se muriera. Qué ruina. -filosofa el doctor.

Y, además, nos matamos al aire libre, como está mandado. Si no es el tabaco, será la pulmonía.